La disciplina positiva es un modelo educativo que nos ayuda a entender el comportamiento del niño o niña, empatizar con él y comunicarnos con amor y respeto consiguiendo una relación fluida y positiva, enfocada a obtener soluciones respetuosas en el marco de la convivencia.
Crearon las primeras escuelas para aprender a educar. En ellas colaboraban maestros, médicos, padres y psicólogos y apostaban por la idea de que los padres podían formarse para educar a sus hijos. Adler propuso tratar a los niños con respeto y cariño, pero también argumentó que consentir y sobre protegerlos no era motivador para ellos y podía producir problemas sociales y de comportamiento.
La Disciplina Positiva es un programa formativo para padres y madres ideado por la psicóloga Jane Nelsen, que se dedicó a recopilar todos los conceptos teóricos sobre la educación de los psiquiatras Alfred Adler y Rudolf Dreikurs. Jane Nelsen publicó su primer libro, Disciplina Positiva, en 1981, y a día de hoy podemos encontrarlo en España bajo el título “Cómo educar con firmeza y cariño”. Pero no solo los padres y madres educan en la disciplina positiva, los monitores y monitoras adquieren ese rol educativo en cualquiera de las actividades que realizan.
Ser padres es un viaje alegre, siempre lleno de amor e ilusión, un desafío enorme. La mayoría de nosotros aprende a ser padres y madres “haciendo camino al andar”. La información que tenemos sobre cómo se desarrollan nuestros hijos e hijas en cada etapa de su vida muchas veces es escasa, intentamos educarlos como hicieron con nosotros, confiamos en nuestras experiencias e instintos, pero en ocasiones, estos, son reacciones emocionales propias en las que actuamos de forma instintiva y en ocasiones son la menos indicadas.
La disciplina positiva nos ayuda en este camino de crecimiento mutuo, disciplina significa enseñar, significa fijar metas para aprender y plantear nuestro “proyecto educativo”. La disciplina positiva es un modelo educativo que nos ayuda a entender el comportamiento de los niños y niñas, empatizar con él y comunicarnos con amor y respeto consiguiendo una relación fluida y positiva, enfocada a obtener soluciones que atienden a los principios de desarrollo.
· Se centra en la educación a largo plazo. Muchas veces nos preocupamos de resolver los problemas que se plantean sin tener en cuenta que nuestras actuaciones influyen directamente en su desarrollo, a veces las actuaciones son solo un “parche” no una solución. Por ello tanto como familia o como equipo de monitores y monitoras, planificar esa educación a largo plazo es muy importante.
· Abordar los problemas y errores como oportunidad de crecimiento y aprendizaje. Aprendemos por ensayo-error y a lo largo de nuestra vida entendemos que es una de las mejores formas de aprender, pero cuando esto sucede en los más pequeños nos cuesta dejarles actuar de esta manera, somos en ocasiones muy exigentes con ellos y ellas sin tener en cuenta su naturaleza.
· Enfocarnos en soluciones y no en castigos, ver los comportamientos como oportunidades de crecimiento, la búsqueda de soluciones ante comportamientos que surgen es mucho más efectiva. No castigamos, ni hacemos sentir mal, sino que los aprovechamos para que aprendan a comportarse “correctamente” por ellos y ellas mismas, que quieran y sientan la necesidad de hacer las cosas bien. Utilizar el error o conflicto como una oportunidad de aprendizaje. Las dinámicas de mediación, de resolución de conflictos, de consenso... son un recurso muy apropiado para, como monitoras y monitores trabajar esa oportunidad de aprendizaje a partir del error.
Es ser amable y firme al mismo tiempo. Educar desde el amor, un amor incondicional que nos haga sentir especiales, queridos, pero a la vez hay que saber poner límites, ellos y ellas los necesitan, ser firmes en los aspectos que nos propongamos, no ceder, ni dejarnos manipular, porque esa firmeza y actitud les beneficia en cuanto a generar modelos que les ayudaran a encontrar el éxito emocional, social, académico y laboral.
Siempre desde el respeto, respetándonos todos los que formamos parte de la educación. NIÑO-ADULTO-ENTORNO, generando relaciones de amor, respeto y confianza tanto propios como entre los demás.
SER MADRES Y PADRES NO ES UN DESTINO SINO UN VIAJE
Hablas de amor y de cariño por nuestros hijos o hijas. La conducta que inmediatamente yo asocio a estas palabras es la de acompañar, estar, dedicar tiempo. Se dejan guiar, sencillamente, con la condición de que compartamos mucho de nuestro tiempo con él o ella sin condiciones y dejándonos llevar... Somos su ejemplo...
Y asocio la palabra disciplina a una postura positiva, por mi parte, ante sus demandas. Porque no siempre resulta cómodo contestar que si a: papá ven a jugar, papá mírame, papá me quiero quedar, papá necesito dinero, papá hoy llego tarde... Seguramente la firmeza está en la oportuna conjugación entre muchos síes y algún que otro no...
Educar en casa nos exige dos cosas sobre las…